Ante la situación que se viene presentando en el país con diferentes líderes sociales, fuimos invitados al Congreso de la República para contar lo difícil que se ha tornado el ejercicio político en las regiones de Colombia donde ser líder social casi que significa caminar con la lápida en la espalda.

Por mi parte, hablé de la ausencia del Estado y sus instituciones en las regiones, incluyendo El Carmen de Viboral. He sido víctima de algunos atentados y los procesos investigativos no avanzan. Considero que cualquier llamado por proteger una vida debe de ser atendido sin importar la ideología política.

Hablé como padre, como hijo, como esposo, como un ciudadano más que quiere vivir tranquilo y trabajar por su comunidad sin el temor de que en cualquier momento será asesinado. Se debe garantizar el ejercicio político y social en todos los lugares de Colombia para fortalecer la democracia, de lo contrario, volveremos a la época de odio que tanta sangre nos costó y que todos con tristeza recordamos pero no queremos regresar a ella.

Por último, pido que empecemos a respetarnos desde el lenguaje, las palabras pueden generar emociones y se traducen en acciones lamentables. Ya vimos como una mujer candidata fue asesinada por un chisme que se regó en su territorio, así que no perdamos el norte y primero que estén las ideas, las propuestas y las ganas de trabajo.

La vida tiene que estar por encima de cualquier diferencia política y debemos cuidarla y respetarla.