Los gobiernos, entre más democráticos, más exitosos. Y esa participación ciudadana no se puede limitar al día de las elecciones; por el contrario, se deben buscar mecanismos para que exista un constante diálogo y una constante deliberación entre quien fue elegido y quienes eligieron.

El primer paso para ello es la construcción conjunta de un Plan de Gobierno entre el candidato y las comunidades que van a votar. Esta hoja de ruta tiene que ser construida entre todos, allí se tiene que ver plasmada la visión académica y política de quien será el futuro alcalde de un territorio, y las necesidades prioritarias de la gente.

Si es solo el candidato junto a su equipo de trabajo quienes construyen el Plan de Gobierno, se tendrá una realidad muy distinta a la que vive día a día el campesino, el estudiante o la ama de casa. Quizá tengan la preparación intelectual para ello, pero no saben de las urgencias que se deben resolver.

Por ejemplo, es importante el acceso a internet para la educación y el desarrollo de una vereda, pero de qué le sirve a esa vereda tener acceso a Wifi si no tienen una escuela adecuada con computadores para esa tecnología; o tal vez, la prioridad de esa comunidad sean las vías, el acueducto y alcantarillado, y después de tener eso, ahí sí tener internet. Es simplemente escuchar, entablar puentes entre lo que pide la gente y lo que se puede hacer.

De esa manera se construye un Plan de Gobierno eficiente y eficaz, que sean las mismas personas quienes definan objetivos e indicadores, y cuando esto sucede, los recursos públicos son bien invertidos, los gobiernos municipales son mucho más transparentes, la gestión ante el gobierno nacional se hace priorizando la hoja de ruta que ya se trazó y las personas se sienten partícipes de las decisiones que se toman en su territorio.

Bien dice el adagio popular: “Quien no sabe para donde va, ya llegó”, y si todos como municipio sabemos a qué queremos apostarle, la unión hará la fuerza para que el bienestar y la mejora en la calidad de vida llegue a cada persona.

En mi experiencia de conversar con la gente sobre mi visión de territorio y sus necesidades y quereres de lo que sea nuestro municipio, me he dado cuenta que debe existir un equilibrio entre la infraestructura, es decir, lo material, y lo social. Esto último no se mide en adobes, en kilómetros pavimentados o en colegios construidos, pero sí se mide en la felicidad de la gente al saber que tienen una buena educación, una buena atención hospitalaria, espacios para recrearse o practicar un deporte, una vejez digna, una niñez segura, oportunidades de empleo y crecimiento económico, y muchos otros factores que nos ayudan a vivir mejor.

Nuestra idea de gobierno para El Carmen de Viboral no viene de hace unos meses atrás, nosotros venimos trabajando desde hace 10 años, hemos sido testigos de la transformación urbana y rural, de las problemáticas a las cuales nos enfrentaremos de aquí a 20 años si desde ya no empezamos a planificar un territorio todos juntos con una armonía entre el cemento y la calidad de vida de las personas.